A principios de este año el periodista Juan Carlos Sepúlveda Sepúlveda publicó su tercer libro de poesía bajo el título de “De mis Entrañas”, una publicación que como él mismo dice, es un homenaje al sentir de la cotidianidad contado desde la mirada de un periodista que por más de 30 años ha convivido con la noticia y con pequeñas historias que luego se vuelven poesía.

Por ello temas como la vida cotidiana, el amor y la muerte nutren sus páginas a través de poemas cortos donde se deja entrever el asombro, la ironía y la paradoja en el diario vivir.

En su prólogo, el conocido actor Danilo Santos, residente en Santa Fe de Antioquia, afirma que en esta publicación íntima y personal se observa a un poeta coleccionista de sentimientos en una pócima de emociones basadas en la cotidianidad de un mundo al que siempre mira con el asombro de un niño maravillado, en especial por las cosas más simples y elementales de la existencia. Agrega que por sus páginas discurre el paisaje gris de un territorio lleno de personajes hermosos que tienen de color sus amaneceres y sus ocasos, y que llaman o invitan a ese mundo sórdido y a la vez estético de la calle.

Agrega que “su capacidad de síntesis en algunos casos, y la sinceridad con que nos cuenta su tiempo y espacio, lo hacen un narrador de los sentidos, un cronista de las relaciones o de los encuentros cercanos con la adversidad humana y su fragilidad”.

Por su parte el ex Secretario de Educación y Cultura de Santa Fe de Antioquia, José Adam Ramos Valenzuela, ha escrito que sus poemas en honor a la vida cotidiana, al amor, el desamor y la muerte, reflejan una sensibilidad inefable que contrasta perfectamente con el ser humano que todos conocemos en el escritor. Agrega que este tercer libro de poesía de Juan Carlos “nos lleva de la mano por pasadizos naturales, por calles, mares y cielos que nos son familiares. Por caminos escabrosos y espinosos, por los bordes sutiles e incomprensibles de la naturaleza humana con poemas como Sórdido, A mano, Extraños y Maravillado, así como Homenaje, la Innombrable, Eterno descanso (“la vida es la vida, y cuando me muero duermo, como lo repitiera siempre el inolvidable personaje santafereño conocido como Cobis”), entre muchos otros en el vasto arsenal con el que nos sorprende nuestro amigo ex concejal en esta nueva entrega literaria.

A su turno, el mismo autor deja constancia en su presentación, cuando afirma que el nacimiento de este parto poético fue gestado en situaciones que ha vivido, y en algunas ocasiones padecido en su rol como ciudadano, como periodista, como hijo, como padre, y como hombre enamorado, en fin, como el ser humano y a veces inhumano que todos llevamos dentro.

“Por ello me cuento entre los que nos asombramos con un balcón donde nadie se asoma, un pájaro que come en la mano de un jardinero, un anciano abandonado o un perro hambriento, cuadros callejeros que emocionan e inspiran a que se diga algo, lejos de la palabrería retórica y cosmética llena de adornos y adjetivos que a la final no dicen nada, y que solo se soportan en armazones métricos donde importa más la forma que el fondo”, anota el escritor.

El libro de 137 páginas tiene un valor de 20 mil pesos, y se puede adquirir en el Museo Juan del Corral y en la Oficina de Turismo del Municipio, ubicado en el primer piso de la Alcaldía.

Para antojarlos, seleccionamos varios de los poemas que aparecen a lo largo de la publicación.

 

DIGNIDAD

Por consideración a su evidente fatiga
cedo la acera al perro que la ocupa,
más no al enemigo declarado
con el que me cruzo.

 

CONTUBERNIO

Vanos esos contubernios esquineros
donde se habla de cábalas de fútbol.
Insulsa manera de perder el tiempo
la de esos descamisados que liban cerveza
con los bolsillos escurridos
y el escupitajo listo entre los dientes.

 

A MI HIJO

Deja que te bese en la mejilla
ahora que eres niño.
Mañana, ese falso pudor varonil
sólo nos dará tiempo
para abrazarnos en cada despedida.


ROMEO DE LA CALLE

A diario, un vagabundo recoge las flores
que desechan en la plaza de mercado.
Con sus manos recicla
el rojizo ramillete
que ofrenda al transeúnte
a cambio de una moneda.
No es un héroe este Romeo de la calle,
pero ese caballeroso gesto,
hace que la calle se pinte
de mujer risueña.


MADERA FINA

En esta heredada cama
donde alguna abuela desveló su viudez,
libra otro turno el amor.
Entre sus sabanas
que fraguaron varias generaciones,
la libido volvió a verter sus lechosos hilos.
¿Guardará esa madera algún secreto
para resistir las embestidas de la carne
o la mordida del comején?
Acaso sea el comino crespo
tallado con paciencia
por el honrado carpintero.


IMPRONTA

Nando y Naira…
nombres rayados en la cama de un motel.
Qué suerte habrán tenido
esos amantes desconocidos.
Rubricarían su amor en otro lecho
con el embeleso de la primera vez,
o tal vez ya sean historia
en otro efímero corazón.


NÁUFRAGOS

Bajo la bóveda celeste de la noche
ebrios ya de atardeceres
se amaron entre la salteada marea lunar.
Explayados en la arena,
como dos náufragos,
festejarán con sus ojos desorbitados de lechuza
la sideral danza del infinito.


QUEJA

Y te quejas porque no te abrazo
cuando duermes conmigo,
no es desamor,
es la acostumbrada soledad
que ha hecho mella en mi.


A CUESTAS

Con el olor a muerto
sobre sus espaldas
pasa el reciclador de ataúdes.
Va cementerio abajo
regando el polvo de los restos.
Con agua y jabón
lavará las tablas
que algún desposeído sin saber
tomará para cercar su casa.


REMEMBRANZAS

Hoy me estrené
la camisa del recién fallecido,
ropa repartida entre los deudos familiares.
Por momentos siento en su tela
el abrazo oloroso de mi padre
cada vez que se despedía.