Este polifacético educador es uno de los creadores artísticos más reconocidos y queridos por los santafereños. Su talento no solo para educar sino para componer canciones y escribir buena poesía, le han granjeado el respeto y la admiración de sus coterráneos que entonan sus canciones y leen sus versos.
El docente Juan de la Cruz Metaute Molina es nuestro quinto invitado a este suplemento literario de EL SANTAFEREÑO, el cual desde hace dos meses pretende destacar primero la producción de los escritores locales y luego los vates regionales y nacionales.
De su propio puño y letra presentamos su biografía resumida: “Un 3 de mayo día de la tempestad, vi la luz del día sin que aparecieran signos raros en el universo. Estudié en Guasabra (Laureles) mi primaria, el bachillerato en el Seminario de Cañasgordas y Santa Rosa de Osos (“camino a los altares”) y en el Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino Santa Fe de Antioquia. Estudié en la Universidad Santo Tomas de Bogotá, donde terminé “Filosofía y Ciencias Religiosas”. Estuve como docente en las selvas del Vaupés en Mitú por espacio de 13 años, viviendo la cultura indígena con su manigua y la vorágine que se pierde en la lejanía. Ahora, acá en Santa Fe en el ya centenario San Luis Gonzaga hace 21 años canto, sueño, compongo, río y lloro, y dejo que la imaginación se exprese armando palabras.
Joya colonial
Bambuco
(Canción ganadora en 2006 como composición a la Ciudad Madre).
Por estas altas montañas
Pasó el Mariscal Robledo.
No había probado en tinaja
Mi “chirrinche” alambiquero.
Por “Peque” dejó su marca
en “Nore” plantó otro sueño
y entre el Tonusco y el Cauca
sentó las bases de un pueblo.
Entre el bahareque y la tapia
te hiciste grande y risueña,
te volviste centenaria,
morena joya antioqueña.
Patria de arrieros prolijos,
fuiste capital, otrora;
protege, pues, a tus hijos
Santa Fe, Madre y Señora.
En tu blanca Catedral,
“Mi padre Jesús”, ”La Chinca”,
De niño aprendí a mirar
en donde mi fe se afinca.
En el Llano, “San Martín”,
“Santa Bárbara”, abuelita:
Me confieso allí en abril
Semana Santa bendita.
Cuna de la independencia
y de un gran puente colgante,
de viejos con experiencia,
de matronas con talante.
De noche en la sombra pasan
Del corral, Gaspar, Centeno
Toro, Robledo y su raza,
cantándole a mis abuelos.
Tus calles tienen memoria,
Santa Fe de Antioquia linda.
Eres novia de la historia
y un pincel viejo te pinta.
Ya se esfumaron mis males
en tu fiesta de diablitos,
tus estampas coloniales
y el sabor del tamarindo.
Los diablitos
(Canción Cumbia).
Conjurando la maldad
y evocando antiguos ritos,
nos vestimos de diablitos
al llegar la navidad.
Lucen máscaras sonrientes
grandes capas y bombachos
y bromean con la gente
asustando a los borrachos.
Uh, uh, uh
Son los diablos picaritos
charlatanes de verdad.
Son diablos tan inocentes
alegres y vivarachos,
que al tomarse un aguardiente
pierden la cola y los cachos.
Por las calles empedradas
de Santa Fe Colonial
van marchando en caravana
alegrando la ciudad.
Uh, Uh, Uh, Uh,
Con cuidado porque ahí va
un diablito charlatán.
Aquí en Santa Fe de Antioquia
de gente alegre y sonriente,
en diciembre hay mucho ambiente
los diablitos nos convocan
Se conserva tradiciones
y cuando el sol ya se aleja
hay toritos bravucones
metidos en corralejas.
Uh, Uh, Uh, Uh,
Así dicen los diablitos
al llegar la navidad.
Nostalgia
Santa Fe de Antioquia es
dulce recuerdos de infancia
calor sabor y fragancia
de un amor en la niñez.
Allí aprendí con papá
a entonar viejas canciones
y piadosas oraciones
de los labios de mamá.
Jamás yo podré olvidar
de aquellos tiempos que añoro
rasgando un tiple sonoro
ver a mi madre cantar.
Cerquita al fogón de leña
al rayar clara mañana
comí arepa de callana
junto a mi madre risueña.
¡Ah¡ con paso bien seguro
sobre desgastada suela
me iba corriendo a la escuela
a construirme un futuro.
Yo me vestía sin prisa
al tañer de las campanas;
del brazo de mis hermanas
me iba el domingo a la misa.
Al morir la luz del día
antes del rosario santo
narraban cuentos de espanto
nuestras fantasiosas tías.
Mas los tiempos han cambiado,
mi memoria fiel recuerda
que el tiple perdió la cuerda
a una pared abrazado.
Oquedad
Vacío es el amar sin ser amado,
Vacío es caminar sin ser camino,
Vacío es destinar sin ser destino;
Es el poder soñar sin ser soñado.
Vacío es una boca sin ser beso,
Vacío es abrazar sin ser abrazo,
Es el quieto avanzar sin dar el paso;
Vacío, embelesar sin embeleso.
Es el duro esperar sin esperanza.
Es la dulce palabra sin ser eco,
Vacío es ser templado sin templanza.
Vacío es perdonar sin ser perdón,
Es viento frío, amargo aliento seco;
Es razonar sin vuelo, sin razón.
Recuerdos de infancia. (A Guasabra).
La antigua casa arriba en la montaña
fue fiel testigo de mi tierna infancia.
Allí aspiré de flores la fragancia
y ni el tiempo añoso su recuerdo empaña.
Mi hermana Delfa aquel jardín regaba
con el esmero de una madre en ciernes,
para estrenarlas los primeros viernes
Las santas preces mi madre enseñaba.
No carga mi alma duras cicatrices:
Jugué canicas, trompo, la cauchera
Oi la misa al ritmo del salterio.
La vieja escuela, el templo, el bautisterio,
fueron guardianes de mi edad primera
en el sosiego de tiempos felices.