En la edición del 22 de febrero de 1890 del periódico El Monitor, órgano oficial de la entonces Diócesis de Antioquia, se publicó este articulo que da cuenta de la proyectada construcción de un templo para el Llano de Bolívar, el cual congregaría a los católicos humildes de este vasto sector de nuestro municipio.

Merece general encomio el piadoso pensamiento de erigir un templo al abogado de los pobres, que han tenido el virtuosísimo Sr. Obispo y algunos dignos e ilustrados sacerdotes de esta Diócesis, entre los cuales mencionamos particularmente el estimable e inteligente Prebendado Sr. Isaac Herrera, quién ha tomado a su cargo la dirección de la obra; y encomiamos no sólo la creación del templo sino también la acertadísima elección del lugar destinado para tan santo objeto, qué es el conocido generalmente con el nombre de ”El Llano”, hermosísima localidad que desde muchos años atrás está destinada para área de población, pero en la cual pocas habitaciones se han construido hasta ahora, porque ha faltado en ella la sombra protectora que proyecta siempre en su rededor un templo, donde las familias cristianas puedan reunirse a tributar su culto a la divinidad.

El hombre siempre donde quiera que se halle trata de establecer su hogar donde le desea fácil procurarse las satisfacciones y los consuelos que brindan la religión, tanto en los días de ventura como en los días de adversidad. Cuando en un campo desierto se han establecido algunas familias, procuran levantar un templo en el lugar más central, donde pueda celebrarse el sacrificio de la misa, administrarse los sacramentos, y efectuarse las prácticas edificantes de la religión, actos todos que satisfacen la necesidad más imperiosa del espíritu, y contribuyen poderosamente a estrechar los vínculos de amistad y de amor que deben ligar siempre a las familias que profesan el mismo culto.

Levantar un templo en esa hermosa y un poco elevada localidad, donde las suaves y vivificantes brisas del norte mitigan el calor de nuestro clima, donde hay nuevo campo para establecerse más económicamente que en cualquiera otro punto del departamento, centenares de familias pobres, donde por humildes que sean los vestidos de los moradores que cerca de ese templo habiten, pueden concurrir a él sin avergonzarse, por qué es particularmente la comunidad de los pobres lo que se busca, porque es precisamente al abogado de los pobres a quien el templo se dedica; establecer decíamos ese templo en el Llano es anticiparse piadosamente a satisfacer la urgente necesidad que ha de sentir mañana la población que necesariamente ha de establecerse allí; es propender con eficacia al crecimiento de esta ciudad hacia la parte más pintoresca y más sana de sus alrededores; es acercar al viajero que venga por aquel lado de las comodidades que brinda siempre una ciudad culta y hospitalaria como lo es la de Antioquia.

Hay quien diga que el templo debería edificarse dentro de la ciudad en el barrio de Buga, y nos permitimos manifestar que lo consideramos errado en su opinión, pues la ciudad de Antioquia tiene relativamente a su población más Iglesias que Roma, la capital del orbe católico y la ciudad más notable del mundo por sus monumentos.

El barrio de Buga tiene su iglesia donde con grande entusiasmo se venera la imagen de la virgen de Chiquinquirá. Un templo más allí sería una superficialidad, probablemente se quedaría vacío, pues en aquel barrio hay devoción decidida por la imagen que se venera en su templo, y es casi seguro que ese sería preferido a cualquier otro.

Por otra parte, el templo que va a edificarse no queda sino a dos o tres cuadras de aquel barrio donde habrá una sola casa desde la cual no se alcanza a ver la torre y el campanario de San Pedro Claver.

Así, pues, interpretando el sentimiento público aplaudimos cordialmente el pensamiento piadoso de elegir un templo al abogado de los pobres en la hermosa localidad que allí conocemos con el nombre de “El Llano”, localidad que el Concejo Municipal tiene destinada para área de población.

Antioquia 13 de enero de 1890.


Un poco de su historia

El templo de San Pedro Claver está situado en una bella cima del Llano de Bolívar. Según Monseñor Nicolás Gaviria Pérez, el Obispo santafereño Jesús María Rodríguez Balvin bendijo la primera piedra de este templo el 14 de diciembre de 1888. De su estructura dice que es una pequeña iglesia de tres naves, donde se puede admirar la bella imagen de bulto de San Pedro Claver, atribuida a Misael Osorio.

Cabe anotar que junto al templo de San Pedro Claver se asienta desde hace más de un siglo el asilo de ancianos, conocido hoy como el Centro de Bienestar del Anciano San Pedro Claver.

Según lo registra la historia, en 1918 la hermana venezolana Marcelina de San José, fundadora de la Congregación de Hermanas de los Pobres de San Pedro Claver, estableció en este caserón el llamado asilo, el primero que de dicha comunidad se estableció en el departamento de Antioquia, y el cual sigue funcionado en la actualidad pero ya regentado por las monjas Doroteas.

Sobre la constitución de esta gran casona, en el periódico local “El Historiador”, en el número 56 de agosto de 1914, el periódico comenta: “En la parte superior de la población denominada el Llano de Bolívar, domina la ciudad el hermoso Monasterio de la Visitación, fundado y construido por el Illmo. y Rmo. Dr. Francisco C. Toro, Obispo hoy de Santa Marta, durante el tiempo que estuvo encargado del Gobierno de la Diócesis como Vicario Capitular…”

Como se recuerda, la hoy santa Madre Laura pasó allí sus últimos días en Santa Fe de Antioquia finalizando la década de los años 30 del siglo pasado, antes de irse para Medellín donde murió en 1949.