Mensaje de los señores Obispos, monseñor Orlando A. Corrales García, arzobispo de Santa Fe de Antioquia y monseñor Ignacio Gómez Aristizábal, obispo emérito, desde la Pastoral social arquidiocesana, dirigido a los Señores Alcaldes, y Concejos Municipales del Occidente Antioqueño.

Presentamos nuestro cordialísimo saludo, y nuestros augurios y oraciones por su exitosa labor en los momentos supremamente difíciles que afronta no sólo nuestra Subregión, sino también Colombia y el mundo entero.

El clamor de los pobres, unas veces desde su protesta, otras veces desde el silencio, nos lanza una llamada, un grito de socorro y auxilio. Cuando hablamos de ‘los más pobres entre los pobres’ –como lo dijo el Papa Francisco a los periodistas, el día de su elección: “cuánto desearía una Iglesia pobre para los pobres” (Cf. Exhortación del Papa Francisco ‘La alegría del Evangelio # 198)- , nos estamos refiriendo aquellos que viven en una situación desesperanzada y desesperanzante porque según ellos, ‘de los pobres nadie se ocupa’, y por carecer del pan material que les permita subsistir y no caer en una desnutrición enfermiza y disminutiva de sus energías, que les impida vivir y hacerle frente a la vida en forma eficaz, y participar activamente en la marcha de la historia. ‘Los pobres entre los más pobres’, viven en una forma de vida tal que pierden la ilusión de vivir, por no encontrar posibilidades de trabajo, ni quien salga al encuentro de su dolorosa situación.

La Iglesia Arquidiocesana de Santa Fe de Antioquia, siguiendo las huellas de Jesucristo y de su Iglesia en su larga tradición de 20 siglos de historia, quiere ser ‘voz de los que no tienen voz’ en el Occidente antioqueño. Lo hace porque todo ser humano es creado a imagen semejanza de Dios (Cf. Gn 1, 26s), beneficiario de su amor infinito (Cf. Jn 3,16) y es para cada uno de nosotros otro yo y otro hermano (Cf. Heb 2,11). Lo hace porque así lo confirma el Concilio Vaticano II en su Constitución “Gozo y Esperanza” en el # 12, cuando nos dice: “Creyentes y no creyentes están generalmente de acuerdo en este punto: todos los bienes de la tierra deben ordenarse en función del hombre, centro y cima de todos ellos”. Lo hace, haciendo eco al llamado del Papa San Juan Pablo II en su Carta Apostólica dada al concluir el jubileo del año 2.000, quien en el # 50 dice: “Nuestro mundo empieza el nuevo milenio cargado de las contradicciones de un crecimiento económico, cultural, tecnológico, que ofrece a pocos afortunados grandes posibilidades, dejando no sólo a millones y millones de personas al margen del progreso, sino a vivir en condiciones de vida muy por debajo del mínimo requerido por la dignidad humana. ¿Cómo es posible que, en nuestro tiempo, haya todavía quien se muera de hambre; quien esté condenado al analfabetismo; quien carezca de la asistencia médica más elemental; quien no tenga techo donde cobijarse”?

Asimismo, la Iglesia Arquidiocesana de Santa Fe de Antioquia hace eco a las afirmaciones del Papa Benedicto XVI respecto al principal responsable de la implantación de la justicia social en el País y en las regiones cuando dice en su bella Carta Encíclica “Dios es Caridad” en el # 28b: “La Iglesia no puede ni debe emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa y posible. No puede ni debe sustituir al Estado. Pero tampoco puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia. Debe insertarse en ella a través de la argumentación racional y debe despertar las fuerzas espirituales, sin las cuales la justicia, que siempre exige también renuncias, no puede afirmarse ni prosperar”. De igual manera, el Papa Francisco en su exhortación apostólica ‘La alegría del Evangelio’, en el # 186 no dice que “de nuestra fe en Cristo hecho pobre, y siempre cercano a los pobres y excluidos, brota la preocupación por el desarrollo integral de los más abandonados de la sociedad”.

Es muy claro, que en los municipios, lo que llamamos Estado, se concreta en las personas de los Señores Alcaldes y en los Concejos Municipales, dentro del marco del Gobierno Departamental y Nacional, y que por tanto a las Administraciones Municipales corresponde velar por el bien común de sus respectivas ciudadanías, a partir sus exiguos presupuestos, de las colectas que puedan hacerse con el concurso y participación de todas las instituciones de la localidad, personas de buena voluntad y los obtenibles por la canalización de los servicios establecidos por el Departamento y la Nación como el llamado “Ingreso Solidario”, la Agencia Nacional de Tierras, el PDET (Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial), Obras por Impuestos, para beneficio, por ejemplo, de agricultores que no tienen un pedazo de tierra para cultivar y otros programas. En uno de los mensajes pasados, desde la Pastoral Social Arquidiocesana, pedíamos respetuosamente a las Administraciones Municipales mantener y perfeccionar los esfuerzos contra el hambre, al menos por dos años, en la difícil coyuntura que afrentamos, Y hora lo reiteramos. Sabemos todos, que la acción promocional es la ideal, pero en el caso del hambre se requiere la acción asistencial hasta el momento en que se den las condiciones favorables para la acción promocional.

No se nos escapa, apreciados Señores Alcaldes y Miembros de los Concejos Municipales, la eficacia que debe tener, la voz poderosa de AMOOCCIDENTE que, en muy buena hora se renueva y que, unida a las Instituciones de la subregión, como también lo hemos expresado, conformando una sola voz, sea conocida ante el Gobierno Departamental y Nacional, además de la opinión pública, cuando sea necesario y oportuno.

Ciudad de Santa Fe de Antioquia, 4 de julio de 2020

Firmado:

+Orlando A. Corrales García

Arzobispo de Santa Fe de Antioquia

 

+Ignacio Gómez Aristizábal

 Arzobispo Emérito de Santa Fe de Antioquia

 

Neid A. Marín Bedoya, Pbro.

Delegado Episcopal de Pastoral Social