María Teresa Taborda, profesora de la escuela de música de Medellín residente en Santa Fe fue nominada al Grammy Latino
Por su álbum musical Viva la Fiesta, la escuela de música de Medellín a través de su profesora María Teresa Taborda tuvo el honoroso privilegio de ser nominada a los Grammy Latino en la categoría de álbum infantil. La artista, esposa del también músico Raúl Maya dirige con él desde hace 10 años el coro de música de la Ciudad Madre, ciudad donde tienen su residencia hace muchos años. Sin duda un merecido premio a su abnegado apostolado musical con los niños de Antioquia a quienes enseñan a cantar y a tocar nuestros aires colombianos.
Una noticia cultural que estamos en mora de compartir con nuestros lectores fue la importante nominación al Grammy latino del que fue objeto la Escuela de Música de Medellín, a través de una de la profesora y directora del coro, la artista María Teresa Taborda Sánchez, quien además junto a su esposo Raúl Maya dirigen el coro del Museo Juan del Corral de la Ciudad Madre.
El álbum “Viva la Fiesta” reúne diez canciones de ritmos de música popular colombiana entre los que se encuentran bambucos, currulaos, porros chocoanos, tamboras, vallenatos y joropos, todos asumidos desde la raíz tradicional y con letras que no necesariamente son infantiles, algunas compuestas por Diego García, Ligia Sánchez, (su madre) Alejandro Bernal y Tere Taborda Sánchez, directora del coro del Colegio de Música y coautora de la mayoría de las canciones.
Doña Ligia tiene 87 años y compuso estas dos piezas infantiles, basadas en anécdotas de su vida en la finca donde reside. Por su parte, María Teresa fue la coautora principal de Viva la Fiesta, en compañía de Diego García Moreno, Silvio José Bolaño y Alejandro Bernal.
Como se lo contó Tere a la revista Semana: “Yo quería hacer un CD que tuviera diferentes sonidos y ritmos del país; nosotros grabamos el disco aquí en el colegio y en los estudios caseros de muchos de los músicos que hicieron parte del proyecto; esto se lo mostré a Juancho Valencia, de Merlín Producciones, y a él le gustó mucho y dijo que quería terminar el trabajo. Entonces ellos hicieron la mezcla, la masterización y la distribución en plataformas digitales. Por ello una de las claves del disco, justamente, está en su trabajo de posproducción, donde se siente la identidad de Merlín Producciones —una de las empresas culturales más sólidas de Medellín— con un sonido minimalista, justo, donde los instrumentos ocupan su lugar sin excesos acústicos. Además, las voces de los niños son totalmente protagonistas desde su identidad: no simulan la voz de un cantante mayor, como suele suceder en este tipo de proyectos”, explica la profesora.
Agrega que “A mí me gustan las voces naturales. Casi todos los temas fueron grabados con cada niño que canta con su voz. Hay unas canciones donde las niñas son más grandes y están tiradas a ser más cantantes… Pero casi todas las canciones las hicimos con la voz natural del niño, que es donde está la riqueza del sonido. Siempre hacemos ejercicios de técnica, de respiración, ejercicios para afinar, pero ante todo se trata de que reconozcan su voz y canten con ella”, dice Taborda.
Cabe decir que la Escuela de Música de Medellín. Compitió al lado de agrupaciones como “Paseo lunar” de The Lucky Band; “Artistas de profesión” por Sophia; “Canta y juega” con Tina Kids y “Sonidos que cuentan” de Veleta Roja.
SEGUNDA NOMINACIÓN
Es oportuno recordar que la primera vez que el Colegio de Música de Medellín estuvo nominado en los Grammy Latinos a la categoría de Mejor Álbum Infantil fue en el año 2001 con Tralalá. Dicho proyecto fue liderado por Marta Agudelo, pionera en la educación musical para niños en Colombia.
En la lista de nominados por Colombia a los Grammy Latino que se premiaron el pasado 19 de noviembre también estuvieron Carlos Vives, Sebastián Yatra, Fonseca, Andrés Cepeda, Camilo, el Binomio de Oro, el grupo Niche, J Balvin, Maluma, Juanes y Karol G., algunos de los cuales ganaron el codiciado gramófono.
Es de anotar que el Colegio de Música de Medellín nació en 1972 con una idea revolucionaria en su época: formar a los niños en música, encontrando así en el arte una vocación de vida, una manera de mirar la realidad. Desde entonces han sido casi cincuenta años ininterrumpidos en los que las aulas se han llenado de risas y notas musicales.