Por esta antigua vía de comunicación pasó en la época de la colonia el progreso entre la antigua Villa de la Candelaria, hoy Medellín, y la entonces capital de Antioquia, la ciudad de Antioquia. Hoy sus muros de piedra ahogados por la maleza apenas se dejan ver en zonas como el alto de Boquerón. Sin duda este es un vestigio que se podría recuperar en un trayecto para promover el turismo histórico y cultural.

Por: Felix Alfazar González Mira.

Pensando en las tierras del Occidente del departamento y verificando que por allá se inició la conquista del continente y empezó a escribirse la historia de esta comarca con la presencia de Jorge Robledo y la fundación de la Ciudad de Antiochía, se ocurre porque no aprovecharla para beneficio de la misma, sus gentes y la comunidad universal entera. Los caminos en la historia de las sociedades han sido muy importantes, no solo para el intercambio de alimentos y recursos naturales, sino para la formación de culturas, ciencias y formas de vida.

Los aborígenes en la época prehispánica tenían sus vías de comunicación como en la cultura romana o griega. Por estos lares, para comunicarse entre sectores del río Cauca y el Valle de Aburrá, construyeron caminos para intercambio de mercancías, alimentos, comercio del oro y la consecución de sal. Para las familias Caribe y Chibchas que habitaban estas tierras eran relevantes los caminos para relacionarse entre ellos a través de su cultura y sus sociedades, y para alentar sus actividades de intercambio económico y comercial. Posteriormente en la conquista, la colonia y la república continuaron siendo útiles y definitivos para consolidar cada una de estas etapas en las que ha sido encuadernada nuestra historia patria.

Hasta la segunda década del siglo veinte " El Camino del Virrey " comunicaba a la ciudad de Medellín con la que era la capital de la provincia hasta la segunda década del siglo diez y nueve, Santa Fe de Antioquia. En esa época se había iniciado la construcción de la antigua carretera al mar desde el barrio Robledo (en el emblemático sitio de El Jordán), subiendo por San Cristóbal hasta alcanzar El Boquerón, bajando hacia San Sebastián de Palmitas, pasando por Urquitá para descender hasta San Juan del Pie de La Cuesta (hoy San Jerónimo) y ganarse el río Cauca para llegar a la ciudad patrimonio de los antioqueños y colombianos.

Camino prehispánico, colonial y republicano, y la antigua carretera al mar que permitía al viajero disfrutar del entorno que lo arropa, convirtiéndolo en pábulo exquisito para la intangibilidad del alma: vientos suaves, frescos y cálidos, paisaje verde y exuberante, contorneo de montañas atravesando cañadas y quebradas, disfrutando la mejor panorámica de ese occidente cercano con la serpenteante arteria fluvial en la mitad, separada por la cordillera central y occidental.

El camino del Virrey permite además divisar en la lejanía ese valle hermoso, lleno de historia, de fuentes de agua y gozar de miradores de montañas con perfiles de acuarela, después de observar las mutaciones vegetacionales de las zonas de vida desde los 2.300 metros sobre el nivel del mar, hasta los 550 en el valle del bosque seco tropical.

Ese camino, esa antigua carretera al mar, la dirigencia del occidente de Antioquia debe recuperarla como elemento histórico, como instrumento patrimonial y como gran dinamizador de la economía turística de la zona. Todo lo que se perdió en estética, en fábrica de paisajes y en disfrute, se ganó en rapidez para llegar desde Medellín a Santa Fe de Antioquia por el túnel y la doble calzada en construcción.

Es hora de plantearle a los gobiernos departamental y nacional la recuperación total de ese trayecto y alentar la inversión privada para adecuar miradores que permitan el desplazamiento lento de los turistas, tan de moda en Europa para el solaz familiar, la venta de artesanías, práctica de deportes como parapente, caminatas, cabalgatas, aprovechamiento de fuentes de agua, cascadas, grupos ecológicos, ciclismo recreativo y competitivo, y en fin, todo lo que convierta ese sector en lo que debe ser: un filón para la generación de empleo, riqueza, ingreso y bienestar para las gentes de la región y un disfrute integral y total para propios y visitantes.

Pronto volveremos sobre el tema con la ayuda del secretario del Centro de Historia de Santa Fe de Antioquia, el licenciado Juan Guillermo Toro Martínez y una tesis de grado reciente para una maestría sobre desarrollo urbano-regional de la Universidad Nacional, la cual hace un robusto y fecundo estudio sobre los caminos que han unido las dos poblaciones en comento.