Este miércoles 29 de julio, El Colombiano publicó una excelente crónica recordando los 30 años de la llegada de la emblemática novela "La casa de las dos palmas". En 1.990 bajo la producción de RCN TV y el acompañamiento de grandes figuras de la televisión colombiana se dio inicio a uno de los proyectos más representativos de la televisión nacional.

A continuación el artículo completo escrito por el periodista envigadeño Jaime Arango quien hace un excelente recuento y retoma las voces de sus participantes.

Hace 30 años los Herreros llegaron a La casa de las dos palmas

Por: Jaime Horacio Arango Duque de El Colombiano

Maldición de cura, muerte segura, pregonaba Francisca García Muriel mientras recorría las polvorientas calles de Balandú con su talega colgada en la que llevaba brebajes, hierbas e insectos, y una vara que le servía de bastón, y para defenderse.

Esta curandera, con fama de bruja, es uno de los personajes referentes de La Casa de las Dos Palmas, la novela de Manuel Mejía Vallejo que fue adaptada a la televisión hace 30 años por la libretista Marta Bossio de Martínez.

Francisca hacía parte, al lado de la familia Herreros, de una saga de tres generaciones de hombres y mujeres que simbolizaban la llamada colonización antioqueña, en la que familias completas emprendían camino hacia el sur, a finales del siglo XIX e inicios del XX, buscando nuevas tierras entre montañas y el oro de sus entrañas.

Las empedradas calles de Santa Fe de Antioquia, sus casas coloniales y sus iglesias sirvieron para recrear a Balandú, el pueblo que Mejía Vallejo describe en el texto.

Kepa Amuchastegui, que fue el director de esta serie de 65 episodios, cada uno de ellos de una hora duración (se emitía a los domingo a las 6:30 p.m.), recuerda la odisea que era en ese entonces llegar hasta allí. Desde el aeropuerto José María Córdova les podía tomar 4 o 5 horas. No existía el túnel de Occidente y la llegada era por la carretera vieja, por el alto de Boquerón. 

“Santa Fe no era tan turístico como lo es hoy, nos permitían hacer muchas cosas como echarle tierra a las calles principales para tapar el empedrado y pintar las fachadas. Fue maravilloso estar allá”, anota Kepa.

LA CASA

Sobre la locación que le da el título a la obra, el director relata que fue su esposa Bellien Maarschalk, que hacía parte del equipo de producción de RCN, la que la encontró a 7 kilómetros del casco urbano de Santa Fe.

“Es muy curioso porque la casa tiene dos fachadas y justo la de atrás que lindaba con un rastrojo estaban las dos palmas imponentes, como las que describe el libro”, comenta Amuchastegui al contar que les tocó derribar una tapia, construir una escalinata y abrir un pórtico para edificar la entrada que se ve en la telenovela.

Hoy en esa casona ya no están las palmas, que se cayeron por el paso del tiempo, mientras que la casa real, en la que Mejía Vallejo se inspiró, queda en Jardín, en el Suroeste antioqueño.

“Es el proyecto más memorable en mi currículum”, afirma Kepa, que como director suma 18 realizaciones, mientras que como actor ha estado en más de 30.

Sobre la historia y su éxito comenta que las narraciones sobre la colonización antioqueña están cargadas de hechos extraordinarios y sobrenaturales que enganchan a cualquier lector o televidente.

Sobre el valor de esta producción, el periodista y coleccionista de telenovelas Carlos Ochoa comenta que desde su estreno se ha emitido seis veces, más que la misma Yo soy Betty, la fea.

“Evoca nuestros ancestros antioqueños, nos acerca a esa colonización antioqueña, los vestuarios y costumbres. Es una de las mejores telenovelas de nuestra historia porque tiene drama, conflictos, historias de amor y desamor, villanos y personajes folclóricos como la loca Francisca García Muriel”. Añade Ochoa que la producción también jugó con hitos históricos como la llegada de la fotografía, la rockola y la misma Guerra de los Mil días.

TANTOS AMORES

La actriz Aura Cristina Geithner reconoce que fue el personaje de Zoraida Vélez, que hace parte de la tercera generación de la historia, el que la enamoró de la actuación. “Amé ese proyecto, con él me gané el reconocimiento y la gente comenzó a creerme como actriz”, comenta la artista que en la historia tuvo la oportunidad de cantar dos temas: La Rueca y Hasta que te conocí. Recuerda con cariño el trabajo al lado de actores como Helíos Fernández, ya fallecido; Juan Pablo Franco y Cristina Lilley, que fue con los que más compartió y que la ayudaron a neutralizar el marcado acento mexicano que en su momento tenía y que aún la acompaña.

Sobre la posibilidad de producir una versión actual de La Casa de las Dos Palmas, el director Amuchastegui comenta que pese a que hoy se tienen equipos de producción que harían más fácil el trabajo, “armar ese (el de 1990) es imposible, son irremplazables”, comenta al citar a actores como Vicky Hernández, Gustavo Angarita, Gloria Gómez o Víctor Hugo Morant.

Sobre el entrañable rol de Francisca García Muriel dice que por momentos temían que Carolina Trujillo (la actriz que la interpretó) quedara convertida en ella. “Lo vivió desde lo más íntimo, de una manera tan sobrecogedora que se le metió en la piel”.

En los recuerdos de muchos persiste esa imagen de la curandera anunciando tragedias y desastres, mientras no paraba de repetir “pica que pica el alacrán, busca que busca la buscadera, ¡ay patroncitos!”.

Los Herreros no solo fundaron un pueblo, sino que dejaron su huella en la pantalla colombiana.

Enlace original: https://www.elcolombiano.com/entretenimiento/hace-30-anos-se-estreno-la-telenovela-la-casa-de-las-dos-palmas-EJ13383755 Julio 29 de 2020