Victima de un infarto, murió en la mañana de este viernes 7 de agosto la señora Argemira Durango de Mejía, la dueña del emblemático restaurante Doña Mira de la plaza de mercado cubierta de Santa Fe de Antioquia.

Era la reina de la plaza, no solo por ser una de sus fundadoras, sino que como abeja al panal atraía toda clase de comensales que llegaban a su famoso restaurante que llevaba su nombre, el más grande y el más apetecido por la clientela, no solo local, sino visitante, pues antes de la pandemia, allí convergían diariamente nativos, campesinos y turistas, dado su exquisita cocina criolla y caserita, como le gusta a la gente sencilla, como era ella.

Doña Mira quien tenía 77 años, fue en los últimos 30 años la gran matrona de la cocina popular, pues fue la que con olla y cucharón en mano, impuso su sazón en toda la plaza de mercado William Rivera Brand desde su inauguración en noviembre de 1989, siempre con su lema de que allí se comía con las tres b: bueno, bonito y barato.
Sus frijoles con garra, sus sancochos de pescado, sus sudaos de carne, y sus ricos tamales, eran un festín que todos los días llenaban las mesas de su amplio restaurante, ubicado en la esquina oriental de la plaza, al que de día y de noche no le faltaban comensales.

Recuerda su hijo Jaime que siempre fue una mujer echada para adelante, muy luchadora y berraca, quien ayudó a levantar a su numerosa prole a punto de arepas. “Desde joven ella empezó a trabajar para ayudarle a mi papá; me acuerdo mucho que tenía un trato de arepas con varias tiendas de barrio como la de Don Nicio en Buga, y la de Don

Francisco Arango en la Calle de la Amargura. A mi tocaba llevar las canastadas de arepas a esas y otras tiendas”, rememora.

Agrega que después, por allá en los años 70 del siglo pasado, ella pudo hacerse a un toldito de comidas en la plaza mayor de Bolívar, donde hoy está la fuente de agua. Gracias a sus platos caseritos, se hizo a una gran clientela, entre ella el gremio de los conductores de taxis y escaleras que en las tardes y noches iban a comer a su puesto, una tradición que continuó cuando se trasladó hacia la plaza cubierta.

Desde allí afianzó más su fama de buena cocinera, tanto que su nombre, Mira, se convirtió en sinónimo de buena comida en toda la Ciudad Madre, una herencia que desde hace unos años han continuado sus hijas que convirtieron su restaurante en una famiempresa querida por todos.

GRACIAS MIRA

Lastimosamente la salud de Doña Mira se empezó a deteriorar desde principios de este año, cuando su corazón le empezó a fallar, un corazón que dejó de latir a las 9 de la mañana de este viernes festivo cuando un infarto se la llevó cuando se encontraba en su casa. Pese a que una hija corrió con ella hacia el hospital en una mototaxi, Doña Mira no resistió, pues llegó sin signos vitales a urgencias.

No obstante el tiempo de pandemia que por estos meses nos azota, sus restos mortales son velados a esta hora en la sala de su casa del Llano de Bolívar, ubicada en la calle 15 número 14-21, en el emblemático callejón de los Mejía en el sector de San Pedro.

Sus exequias se cumplirán este sábado 8 de agosto, a las 10 de la mañana, en la capilla del cementerio, donde será enterrada al lado de sus familiares. A Doña Mira, casada con

Don Maximiliano Mejía, le sobreviven 9 hijos, al igual que sus hermanos Vicente, Lucinda y Rosa Albina.

Con Doña Mira se va toda una tradición gastronómica a nivel popular que espera honrar y continuar su descendencia bajo la sombra protectora de su nombre, el cual por años ha antojado el gusto de los santafereños.

Adiós Mira, y gracias por haberle dado todo tu saber y sabor a nuestra Santa Fe de Antioquia.