Este es la frase ganadora del concurso que lanzó el año pasado la Alcaldía de ese municipio para escoger el apelativo con el que de ahora en adelante se identificará a este pequeño pero acogedor territorio del Occidente cercano.

La ganadora fue la docente Gloria Inés Restrepo, del corregimiento de Sucre, quien cuenta que su pueblo se caracteriza por su vegetación que da lugar a zonas verdes y bosques naturales, como el bosque tropical seco en la cabecera municipal y en el corregimiento de Sucre, vereda Quebrada Seca y partes bajas de las veredas Guayabo, El Pencal, Tiembla, Piñones y Badajos, bosque húmedo premontano con terrenos aptos para cultivos como café, plátano, maíz, fríjol, yuca, pasto y frutales.

“Allí se ubican porciones de las veredas como El Pencal, El Guayabo, Badajos, Piñones, y el Corregimiento de Llanadas, veredas asentadas en un bosque muy húmedo premontano, en el que se encuentran algunas áreas con vegetación natural protectora correspondientes a cañones con pendientes tan fuertes que impiden la realización de actividades agropecuarias, áreas que se localizan a 1600 y los 2000 metros sobre el nivel del mar”.

Agrega la profesora que del bosque húmedo muy húmedo Montano Bajo aún se conservan algunos relictos de bosques naturales. Su relieve de colinas, pendientes inclinadas, y su ubicación en la vertiente occidental de la Cordillera Central de Los Andes, da lugar a una hidrografía que traza el municipio: el río Cauca, quebradas como la Barbuda, La Colchona, La Cueva, La Trampa, La Nuarque, Quebrada Seca y la Tahami, todas estas microcuencas serpenteadas por montañas que dibujan atardeceres que sólo se disfrutan desde este lugar mágico.

Como se recuerda, el anterior apelativo de esta municipalidad era, “Olaya, humilde como la violeta”.